Un día que Diego y Silvia fueron a vender sus artesanías a Aosta, Simona aprovechó para mostrarme esta ciudad, donde la bebida típica es la grappa y el vino se toma caliente durante el invierno. De ese paseo quedaron algunas fotos, y de una de esas fotos salió este dibujo.

El señor Ga había sido tan asiduo, tan dócil y prolongado paciente del doctor Terapéutica que ahora ya era sólo un pie. Extirpados sucesivamente los dientes, las amígdalas, el estómago, un riñón, un pulmón, el bazo, el colon, ahora llegaba el valet del señor Ga a llamar al doctor Terapéutica para que atendiera el pie del señor Ga, que lo mandaba llamar.
El doctor Terapéutica examinó detenidamente el pie y “meneando con grave modo” la cabeza resolvió:
-Hay demasiado pie, con razón se siente mal: le trazaré el corte necesario, a un cirujano.

Macedonio Fernández

(Encontrado en el sitio de un tal Luis Lopez Nieves, quien dice descender de Cristobal Colón)

Ayer estuve hojeando la "Gabo" (sí, la de Juanita Viale mostrando las tetas). "Todo lo que un hombre espera de una revista", es decir: autos y motos de lujo, pilchas caras (un bolso a $3800!), vinos finos, boludeces electrónicas, minas casi en bolas... y las frases de Juanita Viale ("Amo como si nunca me hubieran lastimado", un derroche de originalidad). También incluye cuatro o cinco artículos más o menos interesantes, entre ellos una entrevista e León Gieco y uno cortito sobre Escobar Gaviria.

En resumen: Una revista para machos ABC1, o sea: no para mí, que estoy más cerca de ser AVC1 (a veces, uno) y entre los reproductores de mp3 busco el que pueda pagar sin que me duela.

La famiglia unita

El lunes llegaron mi hermano Diego (alias "el Tucu") junto con Silvia (su mujer) desde Italia, y ayer, como cada vez que vienen, hicimos un asado de bienvenida y aprovechamos para sacarnos una foto los 13 juntos (una segunda foto incluyendo a las parejas correspondientes y a la generación siguiente se frustró debido a la gran cantidad de niños que se habían quedado dormidos). He aquí el resultado:



De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Santi (3), Adrian (1), Flavia (4), Diego (7), Hernán (6), Vicky (9), Lore (5), Carla (8), Marcelo (padre), Tebi (2) con Bartolo (su hijo), Marcelo (10), Adriana (madre), Agustina (11) y Fango (perro adoptivo de Carla).

Un ladrillo menos en la pared

Acá va la otra de la tele.

Resulta que el mes pasado pintamos toda la casa (bah, pintó Julio, el pintor, nosotros compramos los materiales y le pagamos). Y para pintar la casa, primero tuvimos que descolgar todo lo que colgara de las paredes: cuadros, estantes, apliques, y, por supuesto, el televisor. Ya cuando lo estábamos sacando ocurrió lo que sería un mal presagio. Sin necesidad de sacar ningún tornillo, y a pesar de llevar meses en el mismo lugar, el televisor se desprendio con soporte, tornillos y tarugos del lugar donde estaba colgado.

Pasaron los días, la pared de la habitación pasó de blanco a naranja y de naranja a verde (el paso por el naranja fue culpa de un malentendido con Julio), y por fin estuvo todo listo para volver a colgar todo lo que habíamos descolgado y algunas otras cosas que compramos para la ocasión. Y aquí empezó la odisea del televisor. Primero intentamos con los tarugos y tornillos que habíamos sacado, pero sin éxito: no se sostenía ni por un segundo. Compramos entonces tornillos más grandes, "tirafondos", los llamó el ferretero, y nos dispusimos a hacer las cosas bien, con agujeros del tamaño adecuado, tarugos importados de Alemania (también según el ferretero)... Al principio todo fue de maravillas. Los tarugos calzaron justito, los tornillos ajustaron bien, el soporte daba muestras de firmeza. Entonces pusimos la tele y nos quedamos mirando con los brazos listos para atajarla... el soporte no parecía moverse de su lugar pero... empezaron a aparecer unas fisuras en la pintura... y ahí fue cuando nos dimos cuenta de que se estaba viniendo abajo con pared y todo! Así que lo descolgamos, y ahí está, arriba de un banquito por el momento.

Esta mañana fuimos a Buquebus a sacar pasajes para ir a Montevideo a ver el desfile de llamadas, que tendrá lugar el 4 de febrero pero ya estamos saboreando por anticipado. La flaca está muy entusiasmada con el hotel "Cala di Volpe", que se anuncia como hotel "con vista al mar", aunque probablemente se trate de publicidad engañosa y sea con vista al Río de la Plata (que, en rigor de verdad, tan diferente del mar no es).



Late un resplandor
ya están en la esquina
templando el tambor...

Esperé a que la Flaca escribiera algo para no hacer acaparación del espacio bloguístico y poder contar la macana que se mandó el domingo, y que me dejó a mi con tres créditos a favor (de los cuales, creo, ya gasté uno).

Resulta que la Flaca tiene un tocador (un mueble, para los mal pensados), y que las partes inferior y superior del mismo (compradas por separado) eran de colores diferentes. Entoces se fue hasta la maderera y pidió ver un catálogo de barnices, para poner la parte superior a tono con la inferior.

Fue prolija: Puso papel de diario encima de la mesa para no mancharla. Después, y siguiendo (supongo) las instrucciones del envase de barniz, empezó a agitar el mismo. Y fue en una de esas sacudidas (la última, para ser más precisos) que sucedió la tragedia, porque el frasco se resbaló de sus manos, se cayó al piso y se rompió, o se rompió y se cayó al piso, no sabemos bien. La cuestión es que siguió una frenética búsqueda de manchas negras en las paredes (recién pintadas) para sacarlas con Cif antes de que se sequen, y un buen rato con trapos, aguarrás, baldazos de agua y escurridor para devolverle al piso su blancura.

Lo peor del caso es que el señor de la maderera le mostró a Marti un color y le vendió otro, porque el tocador quedó de un color grisáceo bastante feo, que fue posteriormente reemplazado por el verde que sobró de la pared de la habitación.

Podría contar aquí la odisea del televisor, pero merecería un post aparte.

Comunicado numero uno

Aqui estamos. Le prometí a la flaca que iba a crear un blog para nosotros (asumiendo mi rol de computín de la casa), y he aquí la piedra fundamental. ¿Y qué vamos a publicar? No está claro todavía, seguramente anécdotas, escritos actuales o rescatados de algún cajón, recuerdos, alguna que otra foto, algún que otro dibujo... en fin, un poco de todo. Pasean y vean (que lindas tolderías).